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J
\
INSTITUTO
oeeSTUMOS
iLeiioeNses
RELACION
DE
LO
PRINCÍPALMEINTE
ACAECIDO
EN
EL
ATAQUE
QUE
DIERON
LAS
FUERZAS
CARLISTAS
EN
LA
FIDELfSlUIA
CIUDAD
DE
CERVERA,
Y
HEROICA
DEFENSA
HECHA
POR
LA
GUARNICION,
MILICIA
NACIONAL
Y
DEMAS
MORADORES
LEALES
DE
LA
MISMA
EL
16
DE
FEBRERO
DE
1
875.
CERVERA:
IMPRENTA
DE
JOAQUIN
SOLÉ.
1876.
CERVERA
20
DE
PERRERO
DE
1875.
El
acontecimiento
de
armas
acaecido
en
esta
Ciudad
el
diez
y
seis
del
actual,
es
un
hecho
tan
grande,
que
no
presenta
otro
comparable
la
actual
guerra
civil.
Serian
las
cinco
de
la
mañana
del
citado
dia
4
6
de
los
corrientes,
cuando
al
toque
de
arrebato
despiertan
azorados
estos
vecinos,
y
sa¬
ben
que
lo
motiva
el
haber
penetrado
en
esta
Ciudad
un
Batallón
completo
de
carlistas,
titulado
Guias
voluntarios
primero
de
Cataluña,
de
unas
seiscientas
plazas
de
fuerza,
ocupando
unos
4
50
metros
de
la
muralla
nueva
del
Arrabal,
Puerta
de
Capuchinos,
con
un
Meson
y
varias
casas
contiguas,
quedaiidu'prisionera
la
guardia
y
degolla¬
dos
dos
Voluntarios
que
vivian
en
una
casa
inmediata.
En
aquel
instante
la
escasa
guarnición
franca
de
servicio
acuarte¬
lada
en
el
fuerte
de
la
Universidad
sale
presurosa
á
ocupar
los
puntos
inmediatos,
acuden
algunos
voluntarios
y
otros
de
la
Mili¬
cia
Ciudadana,
forman
una
barricada
y
se
proponen
contener
á
toda
costa
aquella
fuerza
invasora
Empieza
un
fuego
terrible,
durante
el
cual
buho
actos
de
verdadero
heroísmo;
de
manera
que
aquel
Bata¬
llón
no
pudo
adelantar
un
paso
más
del
punto
que
primeramente
ocupó
por
sorpresa
ó
traición,
que
el
tiempo
tal
vez
aclarará.
Aquella
lucha
terrible
iba
continuando,
y
mientras
los
bravos
Sol¬
dados
del
Regimiento
de
Soria
y
los
valientes
Voluntarios
tenían
á
raya
á
la
facción;
desde
los
campanarios
de
la
Universidad,
del
Hospital
y
de
otros
puntos,
impedían
que
el
Batallón
de
Miret,
á
cuyo
cargo
corría
el
ataque,
pudiese
penetrar
desde
la
Estación
del
Ferro-carril
donde
se
hallaba,
para
unirse
con
el
que
teníamos
introducido
en
la
plaza;
había
otro
al
mando
de
Nasratat
á
un
Kilómetro
de
esta
Ciu¬
dad,
y
otras
fuerzas
escalonadas
aspilleraban
una
casa,
Fábrica
de
Aguardiente
á
20
metros
del
portal
de
Capuchinos
y
á
unos
cien,
el
edificio
de
los
Campos
Elíseos;
cuyos
puntos
reforzaban
al
amparo
de
una
máquina
y
vagones
del
ferro-carril,
y
de
regreso
recogían
los
heridos
que
tenían
en
abundancia.
Serían
las
nueve
de
la
mañana
cuando
llegó
Tristany
con
sus
fuerzas,
destacó
un
Batallón
con
unos
40
caballos
bácia
la
carretera
de
Tàrrega,
para
contener
las
fuerzas
que
pudieran
venir
por
aquella
parte;
y
otro
Batallón
al
arrabal
de
S.
Francisco
de
Asis,
carretera
opuesta
de
Barcelona,
para
atacar
la
puerta
de
S.
Cristóbal,
y
con
la
restante
fuerza
quedó
de
reserva
aquel
Gefe,
en
el
declive
de
una
-4-
eminencia
á
dos
Kilómetros
de
esta
Ciudad,
en
donde
todas
las,
fuer¬
zas
de
su
mando
quedaron
escalonadas.
Entre
tanto
continuaba
el
fuego
horroroso,
y
no
paraban
lus
horri¬
pilantes
gritos
de
los
contrarios,
de
seis
horas
de
degüello
y
de
saqueo
se
os
conceden
Guias
voluntarios,
á
dentro
á
la
bayoneta.
Esta
Ciudad
no
contaba
con
otras
fuerzas
para
la
defensa,
que
cuatro
compañías
escasas
de
los
valientes
del
Regimiento
de
Soria,
un
pelotón
de
cin¬
cuenta
soldados
del
bizarro
Regimiento
de
Burgos
y
unos
setenta
Vo¬
luntarios
al
mando
de
su
activo
Capitán
que
prestó
en
aquel
dia
recomendables
servicios,
especialmente
dando
principio
á
la
barricada:
formando
con
la
Milicia
Nacional
legal,
ó
sea
toda
la
fuerza
junta,
unos
quinientos
hombres
útiles
para
prestar
servicio,
y
con
ellos
debía
atenderse
á
la
custodia
y
defensa
de
tres
Kilómetros
de
muralla
que
circuye
esta
Ciudad,
á
guarnecer
el
grandioso
fuerte
de
la
Univer¬
sidad
con
sus
Campanarios
y
á
sostener
el
otro
fuerte
de
la
Casa
de
la
Ciudad;
y
como
continuamente
esperimentabamos
bajas
de
muertos
y
heridos,
se
temía
con
fundamento
que
iban
á
quedar
agotadas
las
fuerzas
de
la
población,
para
poder
contener
los
varios
Batallones
Carlistas
de
fuera
y
el
que
temamos
dentro
de
la
plaza;
para
lo
que
eran
precisos
esfuerzos
estraordinarios.
Tenemos
una
pieza
de
artillería
de
á
12,
demasiado
grande
para
manejarla
dentro
de
un
pueblo,
con
todo
es
arrastrada
á
la
barricada,
que
distaba
unos
80
metros
del
portal
de
Capuchinos,
servida
por
solo
dos
artilleros
que
tenemos
de
dotación;
[)orque
todo
era
micros¬
cópico
con
lo
que
contábamos
en
aquel
dia
para
la
defensa
de
esta
Ciudad;
pero
ausiliados
por
dos
ó
tres
Veteranos,
colocan
la
pieza
en
su
lugar
bajo
el
fuego
enemigo,
disparan
dos
cañonazos,
que
por
la
posición
del
terreno
si
no
pudieron
causar
daño
material
á
los
(Carlistas
encastillados,
produjo
su
efecto
moral;
porque
al
mismo
tiempo
el
bravo
Comandante
de
Soria
por
la
parte
opuesta
con
un
carro
cubierto
de
colchones
y
haciendo
fuego
desde
dentro,
con
el
Teniente
Suarez
y
unos
pocos
Soldados,
Voluntarios
y
Nacionales,
todos
valientes
hasta
el
estremo,
bajan
por
la
Barbacana
y
desalojan
de
las
casas
contiguas,
muralla
y
torreón
fortificado,
que
))oseian
los
Carlistas
y
les
precisan
á
retirar
y
concentrarse
con
los
del
Meson
y
Casas
que
ocu¬
pan
los
demás
á
la
otra
parte
de
la
calle.
Deja
el
Comandante
aquellos
puntos
cubiertos
con
escasa
fuerza
y
corre
enseguida
frente
la
Univer¬
sidad,
y
se
espresó
al
público
con
estas
palabras;
(.(.Tenemos
la
facción
que
ha
penetrado,
reducida
y
concentrada
en
un
solo
punto,
debemos
hacer
un
supremo
esfuerzo
para
sacarlos
ii
la
bayoneta
sin
perder
tiempo,
ó
de
lo
contrario
si
se
rehacen,
pueden
ser
fatales
sus
resultados.-)^
-5-
Inmediatamente
se
dispone
que
la
pieza
de
artillería
sea
trasladada
al
Castillo,
para
que
desde
hallí
dispare
contra
los
edificios
esteriores
de
la
fábrica
y
Campos
Elíseos,
que
poseían
y
habían
aspillerado
los
carlistas
que
estaban
en
comunicación
con
la
manzana
de
las
Casas
que
ocupaban
los
que
habían
penetrado
en
la
Ciudad.
Hubo
dificultades
grandes
para
llevar
la
pieza
al
Castillo,
por
distar
mas
de
un
Kilómetro
de
la
barricada
donde
se
encontraba;
en
el
entre
tanto
relevan
algunos
puestos
avanzados
y
distantes
los
Nacionales
á
la
Tropa,
se
reúne
con
grandes
trabajos
un
pelotón
de
60
hombres,
com-
jíuesto
de
los
vídientes
Soldados
de
Soria,
Voluntarios,
lodos
bravos
y
unos
siete
ú
ocho
Nacionales,
que
se
prestan
á
tan
terrible
prueba
de
valor,
y
conducidos
al
lugar
de
la
barricada,
el
Sr.
Comandante
Militar
Ies
arengó
brevemente,
y
el
bizarro.Comandante
Sr.
Vazquez
del
Regimiento
de
Soria,
enseguida
dirige
la
palabra
á
aquellos
hombres
enardecidos
y
les
dice:
(.dhavos
voluntarios,
que
teneis
fama
de
valientes
y
lo
sois,
hoy
es
el
dia
de
prueba:
Y
vosotros
valientes
Soldados
de
Soria
que
jamcis
haléis
vuelto
el
rostro
á
vuestros
enemigos,
ahí
los
teneis,
hagamos
un
su¬
premo
esfuerzo
para
sacarles
de
donde
se
han
encastillado;
no
hay
que
te¬
merles,
Viva
Alfonso
XIÍ,
y
á
ellos.y>
Al
momento
toca
el
corneta
el
paso
de
ataque
á
la
carrera,
salen
corriendo
aquellos
Leones
bajo
un
fuego
atroz,
formando
dos
pelotones
que
suben
por
derecha
é
izquierda
de
la
manzana
de
las
casas
que
ocupaba
el
Batallón
carlista,
una
por¬
ción
mas
adelantan
sobre
los
tejados
y
otros
por
la
calle
á
cuerpo
des¬
cubierto,
entre
ellos
el
Comandante
de
la
Milicia
Ciudadana,
haciendo
fuego
sobre
las
ventanas
y
balcones;
de
las
casas
de
enfrente,
ocupa¬
das
ya
por
nuestros
soldados
y
voluntarios,
no
cesa
el
nutrido
fuego
sobre
el
mismo
punto;
desde
el
Castillo
se
rom|)C
el
fuego
de
cañón
y
todos
los
tiros
dan
al
blanco;
la
fàbrica
llena
de
carlistas
inmediata
al
portal
es
pasada
de
un
balazo,
y
salen
aquellos
huyendo
como
un
re¬
baño,
lo
mismo
que
de
los
Campos
Elíseos,
también
aterrorizados
los
del
Batallón
que
había
dentro
de
la
manzana
de
casas
del
Meson,
em¬
piezan
á
desfilar
por
un
boquete
grande
que
tcnian
abierto
junto
al
j)ortal;
y
con
aquel
ruido
infernal
y.
gritería
de
unos
y
otros
y
el
con¬
tinuo
transporte
de
heridos
y
la
poca
esperanza
del
triunfo,
nos
tenía
á
todos
abatidos,
y
aun
que
los
bravos
que
atacaban
habiaii
jurado
ven¬
cer
ó
morir....
á
la
verdad,
solo
en
Dios
ponianios
nuestra
confianza!...
cuando
en
aquel
angustioso
trance,
como
cosa
mágica,
se
oye
la
])otente.
y
ostentosa
voz,
que
cual
fuego
eléctrico
corre
de
un
estremo
á
otro
de
esta
dilatada
población,
de
Victoria,
Victoria,
son
rechazados
los
ene¬
migos....
y
en
aquel
instante
un
cambio
general
á
la
consternación
nue
se
hallaban
poseídos
estos
habitates.
A,l
momento
se
vió
á
las
-6-
Madres
estrechar
entre
sus
brazos
á
sus
afligidas
hijas,
dirijiendo
los
ojos
al
Cielo
derramando
lágrimas
de
ternura,
exclamar,
¡Loado
sea
Dios,
que
ha
perviüido
que
esa
infeliz
Criatura
continúe
cubierta
con
el
velo
de
la
inocencia!
En
todas
partes,
el
atribulado
artesano,
e\
pobre
labrador
y
el
triste
menestral
impresionados
con
aquella
inesperada
y
súbita
ale¬
gría,
quedan
absortos,
mirando
su
modesto
ajuar
y
reducido
caudal,
fruto
de
tantos
sudores
y
fatigas,
preservado
ya
de
la
rapacidad
de
los
in¬
vasores:
y
al
frente
de
la
Universidad
se
veía
uno
que
otro
grupo
de
Veteranos
de
la
guerra
de
los
siete
años,
con
la
mano
clavada
á
su
frente
é
inmóviles
como
estátuas,
reflexionando
que
parecía
imposible
y
que
era
Providencial,
el
haber
desaparecido
de
su
conturbada
mente
aquel
cuadro
de
terror,
de
destrucción
y
de
muerte,
que
de
un
mo¬
mento
á
otro
iban
irremisiblemente
á
presenciar.
En
fin
la
repentina
y
terrible
tempestad
estacionada
por
espacio
de
cinco
horas
sobre
nuestras
cabezas,
con
el
incesante
Trueno
aterrador
y
el
Rayo
que
hería
de
muerte,
fué
sustituida
por
una
silenciosa
y
repa¬
radora
calma,
y
el
Iris
de
esperanza,
cual
bálsamo
consolador,
reanimó
en
aquel
momento
aún
á
los
espíritus
mas
débiles
y
atribulados.
En
aquel
supremo
instante,
apenas
los
palpitantes
corazones
de
estos
Ciudadanos
empezaban
á
respirar,
se
ven
entrar
por
la
misma
plaza
de
la
Universidad,
con
imponente
silencio,
los
bravos
Soldados
de
Soria
con
el
Sr.
Comandante
Vazquez,
y
los
no
menos
valientes
Voluntarios
y
Na¬
cionales
que
hablan
quedado
ilesos
en
aquel
desigual
y
titánico
combate,
conduciendo
prisioneros
al
Comandante,
un
Capitán,
un
Teniente
y
cua¬
renta
individuos
mas,
restos
del
Batallón
Carlista
que
babía
invadido
esta
Ciudad
y
que
se
batieron
basta
los
últimos
momentos.
¡Oue
conmovedor
espectáculo
aquel!
no
sabiendo
que
admirar
mas,
si
el
valor
incomparable
de
aquellos
hombres
enardecidos
en
el
combate,
ó
su
magnánima
generosidad;
que
pudiendo
acabar
con
sus
contrarios,
arrinconados
y
vencidos,
á
la
palabra
que
pronuncian
de
perdón,
paz,
nos
entregamos;
cesa
instantáneamente
la
lucha
y
se
les
contesta
con
unánime
voz;
aunque
no
lo
mereceis
os
otorgamos
el
perdón
de
vuestras
vi¬
das.
¡Qué
sublime
espectáculo,
repito,
el
de
aquel
dial
al
recordar
que
los
Carlistas
jamás
perdonan
á
los
Voluntarios,
raras
veces
á
la
Milicia
legal,
á
los
activos
Carabineros,
ni
aún
á
la
morigerada
Guardia
Civil!
y
no
obstante
esos
mismos
Voluntarios
y
esos
mismos
Nacionales
en
medio
de
una
lucha
feróz
y
comprometida,
al
grito
de
misericordia
y
com¬
pasión
contestan
unánimes
hay
perdón,
y
se
lo
otorgan
inmediatamente.
A
qui
preguntamos,
¿quién
es
el
verdadero
Cristiano,
y
el
que
prac¬
tica
las
caritativas
máximas
del
Evangelio?
El
desapiadado
carlista
que
solo
se
ocupa
del
esterminio,
inmolando
las
victimas
á
sangre
fria,
des-
-7—
pues
de
tener
los
prisioneros
de
meses
en
su
poder,
derramando
la
sangre
leal
cual
si
fuera
agua;
ó
esos
valientes
Voluntarios
y
deno¬
dados
Nacionales,
que
en
el
acto
mismo
de
un
sangriento
combale
al
implorar
sus
enemigos
el
perdón
en
nombre
de
Dios,
cesa
la
lucha,
en¬
vainan
sus
templados
aceros
y
les
tienden
la
mano
generosamente.
En
esta
defensa
todo
ha
sido
grande,
extraordinario,
sublime,
y
hu¬
biéramos
deseado
que
la
presenciaran
todos
los
Españoles,
que
estoy
cierto
que
unánimes
hubieran
pronunciado
la
anhelada
y
apetecida
palabra
de
paz,
para
que
cesara
esa
lucha
pertináz,
temeraria
é
ya
sin
objeto,
se¬
gún
se
halla
constituido
el
Gobierno
de
la
Nación
en
la
actualidad;
de¬
biendo
tener
presente
que
en
las
casas
donde
entraron
los
carlistas
deja¬
ron
tristes
recuerdos,
y
nunca
preguntaron
por
donde
podian
rendir
los
Fuertes
y
aj)oderarse
de
sus
defensores,
sino
cuales
eran
las
casas
mas
acomodadas
de
la
población
y
si
distaba
mucho
la
calle
Mayor.
Y
esto
de
penetrar
en
las
poblaciones
sigilosamente
y
de
noche
para
poseerlas
por
])0cas
horas,
dejándolas
aniquiladas
y
destruidas,
es
táctica
que
nadie
puede
aprobar;
y
estrañamos
del
Seíwr
Tristany
que
es
ducho
y
hombre
de
mundo,
que
permita
ó
tolere
tales
desmanes
de
muchos
de
sus
subordinados:
de
manera
que
con
los
años
que
dura
la
actual
guer¬
ra
civil
y
lo
que
ha
adelantado
durante
aquellos
el
partido
Carlista,
au-
siliado
poderosamente
por
la
Babel
de
las
discordias
liberales,
aun
cuan¬
do
por
fin
y
al
cabo
su
Rey
llegára
á
gobernar,
con
su
destructora
tác¬
tica,
no
quedaría
ni
se
encontraría
en
la
combatida
y
desgraciada
Nación
Española,
mas
que
Pueblos
arruinados.
Campos
yermos,
Hom¬
bres
mutilados,
falta
de
brazos
la
agricultura,
la
ignorancia,
la
miseria,
y
una
fanática
y
bárbara
venganza
dominando
por
todas
partes,
con
asombro
y
compasión
de
la
Europa
civilizada
¡Oué
situación
la
presente
tan
funesta!
¡Qué
porvenir
tan
desconsolador!
En
este
ataque
los
carlistas
tuvieron
32
muertos
enterrados
en
el
C.e-
menterio
de
esta
Ciudad
y
pueblos
inmediatos,
y
mas
de
300
heridos
y
prisioneros,
contándose
trece
Gefes
y
Oficiales:
Por
parte
de
los
de¬
fensores
hubo
7
voluntarios,
6
soldados
y
2
Nacionales
muertos,
dejando
estos
sus
viudas
con
familia,
que
son
acreedoras
á
que
se
las
atienda
por
el
Gobierno;
y
á
mas
buho
30
heridos
de
todos
los
cuerpos
de
la
guarnición,
entre
ellos
3
Oficiales,
En
la
defensa
hubo
actos
de
valor,
de
abnegación
y
de
desprendi¬
miento,
de
grande
estima;
los
Gefes,
Oficiales
y
demás
de
la
guarni¬
ción
se
portaron
admirablemente,
sobresaliendo
algunos
de
un
modo
no¬
table,
y
no
dudamos
serán
premiados
también
por
el
Gobierno.
Terminamos
la
precedente
descripción
con
el
epílogo
hecho
])or
un
testigo
calificado
y
nada
sospechoso
por
cierto.
El
Comandante
carlista
hecho
prisionero,
estando
en
conversación
con
varios
Oficiales
de
esta
guarnición,
se
espresó
en
los
siguientes
términos:
«Aiííi
no
se
me
esplica,
ni
se
comprender
lo
que
me
ha
sucedido
en
este
ataque.f)
Entro
en
la
población
con
un
Batallón
completo
de
los
me¬
jores
que
tenemos,
me
apodero
de
150
metros
de
muralla,
de
un
Por-
-8-
lal.
Meson
y
varias
casas
contigüas,
me
hallo
apoyado
por
una
fuerza
de
5500
hombres
escalonados,
fortificados
y
con
artilleria,
teniendo
que
combatir
con
una
guarnición
de
500
hombres
escasos,
estando
á
su
car¬
go
la
custodia
y
defensa
de
3
Kilómetros
de
muralla,
dos
grandiosos
fuertes
y
los
campanarios;
y
sin
embargo
desde
un
principio
me
veo
en¬
vuelto
en
un
círculo
de
hierro,
sin
poder
adelantar
una
linea
mas
del
punto
que
primeramente
ocupé;
y
después
de
5
horas
de
constante
fuego,
por
Gn
verme
atacado,
asaltado
y
quedar
yo
prisionero
Eso
es
fabuloso,
imposible,
no
puede
ser....
¡Sin
embargo
es
una
verdad....!
He
aquí
descrito
el
ataque
y
defensa
de
la
Ciudad
de
Cervera
en
el
memorable
<16
de
Febrero
de
1875.
APÉNDICE.
1.
®
Publicada
la
anterior
relación,
luego
del
suceso,
se
ha
sabido
por
per¬
sonas
verídicas
de
la
villa
de
Giiisona
de
donde
salieron
la
noche
del
16
las
fuerzas
carlistas
para
atacar
á
Cervera,
que
eran
en
número
de
5000
hombres;
lo
mismo
confirmaron
personas
verídicas
de
la
villa
de
Torá
donde
fueron
á
pernoctar
aquellos
en
el
dia
del
ataque;
añadiendo
que
el
titulado
General
Tristany
espreso
que
ni
en
la
guerra
de
los
siete
años,
ni
en
la
conocida
por
ia
de
los
Matines,
ni
en
la
que
acaba
de
terminar
había
esperimentado
ni
sufrido
tan
considerable
pérdida
como
en
el
ataque
de
esta
Ciudad
en
el
16
de
lud)rero
del
año
pasado:
y
lo
confirma
el
parte
oficial
publicado
en
el
pe¬
riódico
carlista
denominado
El
Batallor
de
últimos
de
Febrero
del
propio
año
(juc
el
mismo
Gefe
carlista
dirigió
á
su
Ministro
de
la
Guerra,
al
describir
á
su
modo
el
ataque
y
defensa
de
esta
Ciudad;
pues
al
terminar
espresó,
que
por
lan
infausto
y
desgraciado
suceso,
había
dispuesto
la
formación
de
espediente
para
imponer
el
condigno
castigo
á
los
culpables
de
aquel
lamentable
hecho
de
armas.
Seguramente
es
la
primera
vez
que
ha
confesado
un
Gefe
carlista
en
un
parle
una
derrota.-
y
esto
basta
para
calificar
de
grande
y
trascendental
a(juel
notable
acontecimiento.
2.®
Que
desde
la
derrota
sufrida
en
esta
Ciudad
el
16
de
Febrero
del
año
ultimo,
nadie
ignora
que
asi
como
antes
las
fuerzas
carlistas
entraron
casi
en
ludas
las
poblaciones
principales
de
Cataluña,
no
esperimentaron
después,
mas
(pie
derrotas
y
pérdidas
que
acabaron
en
su
total
evterminio,
habiéndose
alentado
desde
entonces
el
espíritu
liberal
y
el
decaimiento
visible
de
las
fuerzas
carlistas.
•j.®
Que
por
el
hecho
extraordinario
y
notable
que
se
ha
descrito,
se
concedió
por
S.
M.
el
Rey
D.
Alfonso
XII
(q.
D.
g.)
á
la
Fidelísima
Ciudad
de
Cervera
el
distinguido
titulo
de
Heroica
y
una
Medalla
conmemorativa
á
sus
defensores
por
aquel
hecho
de
esfuerzo
y
valor
singular.
í.
®
Finalmente:
los
que
presenciamos
el
último
ataque
á
la
bayoneta
de
oquel
pelotoii
de
unos
sesenta
hombres
compuesto
de
todos
los
cuerpos
de
la
guarnición
que
rechazaron
á
los
carlistas
haciéndoles
los
40
prisioneros,
al
diri¬
girles
el
distinguido
Comandante
D.
Rafael
Vazquez
las
locónicas
y
entusiastas
alocuciones
que
se
han
descrito;
se
observó
que
aquellos
hombres
enardecidos
levantaron
el
pié
cogieron
fuertemente
con
las
dos
manos
el
fusil,
con
la
ca¬
beza
erguida
y
los
ojos
centellantes,
y
al
tocar
el
corneta
el
ataque
á
la
car¬
rera,
saltan
la
barricada
y
corrieron
como
Gamos
en
pós
de
la
muerte
po¬
seídos
visiblemente
de
la
patriótica
idea
esculpida
en
su
corazón,
de
¡¡¡Qué!!!...
¡¡¡En
morir
cifra
su
gloria,
El
Libre,
si
consigue
la
Victoria!!!
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